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Las dos caras de la gracia de las cosas

  • Rubén 

No suelo escribir cosas de este tipo pero supongo que una web personal es eso: Personal y por lo tanto me creo en pleno derecho de poder decir lo que me dé la gana a través de ella sin que nadie deba sentirse ofendido por ello.

En el año 2009, Santiago Segura tuvo la desfachatez de calificar a Viana do Bolo como “pueblo de mierda” durante dos escasos segundos en su película Torrente 3. Parte de la comunidad gallega, vecinos de Viana e incluso el grupo socialista de su ayuntamiento exigieron la retirada de la famosa escena de la película y las disculpas de su director.

Hace un poco menos, en el año 2012, los guiñoles de Canal+ en Francia, acusaron a varios deportistas españoles de ser tolerantes con el dopaje. Pau Gasol, Rafa Nadal y alguno más aparecían firmando con jeringuillas en lugar de bolígrafos indignando a un amplio sector de la sociedad Española que por aquel entonces se empeñaba en defender que el clembuterol de Alberto Contador venía de serie con los solomillos del País Vasco (A los ganaderos de Euskadi los defendió menos gente, por cierto). La prensa deportiva lo calificó de intolerable y exigió responsabilidades por aquellas imágenes en un programa satírico que también conocemos de nuestra versión nacional del plus.

Hoy, la misma sociedad y la misma prensa se escandalizan de que a la comunidad musulmana les parezca insultante la caricatura de Mahoma en la -por desgraciados motivos- famosa revista Charlie Hebdo.

No voy a entrar a debatir si la religión es un tema más serio que el dopaje en el deporte o el buen nombre del bello pueblo de Viana porque, según para quién, entiendo que puede tener más o menos importancia y tampoco creo que el hecho de que a mí, personalmente, me parezcan -todas- bromas sin la mayor importancia sea determinante para no poder dar una opinión más o menos objetiva.

En mi opinión, tenemos tres casos similares: Una película, un programa de televisión y una revista que, con más o menos gracia, se aprovechan de un tópico para hacer sonreír a la clientela. Podemos discutir si son o no de buen gusto pero eso es algo que suele venir determinado por si nos ha hecho gracia a nosotros o no y suele carecer de objetividad… Reírse de la clase política está bastante bien considerado, pero reírse de uno mismo cuesta un poco más…

Lo que está claro es que si defendemos con uñas y dientes la honorabilidad de nuestro pueblo y de nuestros deportistas acusando a quién osa ofenderlos de maleducado y provocador, no podemos escandalizarnos ahora porque a otros no les haga la menor gracia que algunos extraños ridiculicen a su dios que, en este caso, se llama Mahoma en vez de Rafa Nadal.

En ningún momento pretendo defender la atrocidad cometida en París, ojo. No hay nada, absolutamente nada, que valga más que la vida de una persona y nada hay que pueda justificar ese crimen, esta entrada no va por ahí.  Sólo pretendo hacer ver que la reciente ola de opinión que acusa de intolerante a la comunidad musulmana por no aceptar de buen grado que la prensa de todo el planeta publique las caricaturas del profeta, sería más beligerante si las caricaturas hiciesen referencia a algo que les importase un poco más que un señor con barba y túnica blanca.

Y para el que me haya entendido mal; diré que soy gallego, adoro el deporte y “No creo en Dios, no lo necesito y además soy buena persona”

Hipocresías las justas, por favor.

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